Calidad de Vida para nuestra Ciudad
“Si me dijeran que el mundo se acaba mañana,
yo hoy, todavía, plantaría un árbol”
Martin Luther King.
El 19 de mayo se celebró el día mundial del árbol, con el propósito de promover su protección y reforestación en el mundo, tomar conciencia de la importancia y el compromiso que debemos adquirir por su cuidado.
A nivel mundial, ha habido una masiva migración del campo a los centros urbanos. Somos muchos compartiendo espacios cada vez más poblados. Si queremos conservar las ventajas de vivir en una metrópolis sin sacrificar calidad de vida, hay que poner orden y lógica. De manera que, parafraseando al afamado arquitecto Frank Lloyd Wright, la arquitectura sea una gracia que se integre al paisaje en lugar de una desgracia, diseñando e ideando para que nos sintamos a gusto en un mundo identificado con su entorno natural. Hacer del árbol un componente integral del paisaje urbano, transformando las comunidades en lugares más agradables para vivir y trabajar.
Con esta idea en mente, debemos procurar una ciudad más funcional, más cordial para sus habitantes y el ambiente. Cada vez, y con mayor importancia, las urbes necesitan de los árboles por su benéfica influencia sobre el medio ambiente. La forma que le damos a las ciudades nos impacta a todos, nuestra calidad de vida, nuestro humor, nuestra salud.
Los árboles son una de las mejores inversiones que se pueden hacer en las comunidades. Ellos hacen las ciudades más saludables y más atractivas.
Esta celebración es el reconocimiento a los múltiples servicios que presta el árbol a la vida y a la actividad humana: además de restituir oxígeno, filtran contaminantes del aire, reduciendo las enfermedades respiratorias; absorben el agua de lluvia, reduciendo el peligro de inundaciones; reducen la erosión del suelo; reducen la temperatura ambiental combatiendo el efecto de isla de calor urbano; bajan los costos de energía; reducen el ruido; ayudan a proteger a la gente de los rayos del sol; son refugio de aves que comen mosquitos, muchos de estos transmisores de enfermedades; además estudios han demostrado que los árboles se han asociado a la reducción del crimen, a mayor valor de las propiedades y a ciudadanos más relajados y felices.
Los árboles deben ser vistos como un activo en lugar de un pasivo. Si les ofrecemos a los ciudadanos las herramientas adecuadas para estimular su participación, lograremos un resultado transformador.
Sin embargo, el escaso conocimiento que se tiene sobre la importancia de los árboles y las áreas verdes ha provocado que algunos los vean más como un embellecimiento superficial que produce gastos. Incluso algunos los perciben como “peligrosos” y no como elementos esenciales que permean la ciudad, que definen la calidad del medio (el agua que bebemos, el aire que respiramos, la tierra en la que estamos asentados y los organismos con los que compartimos el espacio) para que el desarrollo urbano e industrial estén en equilibrio y armonía con el medio ambiente.
Es positivo que el Municipio de Panamá se haya incorporado a las ciudades biofílicas, aquellas que integran la naturaleza al diseño y planificación urbana. Entre sus metas está el desarrollar una ciudad con identidad y promover el civismo a través de la participación ciudadana en el cuidado de los espacios públicos. Esto nos presenta una gran oportunidad de crear espacios públicos verdes, tal como debería ser para el desarrollo armónico de la ciudad. Solo a través de la educación crearemos conciencia de que la presencia de árboles y vegetación en el medio urbano es necesaria para tener una mejor calidad de vida.
Educar, desde la infancia, es una forma de generar cambios de visión y apreciación sobre la importancia del árbol en las ciudades. Es una necesidad de nuestro tiempo. Si no hacemos nada se calcula que para el año 2050, según cálculos del informe GEO- de la ONU, el medio ambiente estará tan afectado que será irreversible el daño que le habremos causado a nuestro planeta.
Comencemos con nuestra propia ciudad. Sembrar un árbol es sembrar vida, es luchar con esperanza para que el mundo sea saludable, es darle una herramienta al planeta Tierra para que continúe existiendo.
Arq. Argelis Gaudiano